domingo, 17 de noviembre de 2013

La marea negra. Sin justicia 11 años después.

El martes se cumplirán exactamente 11 años de aquel fatídico 19 de Noviembre en que el petrolero Prestige, tras casi una semana a la deriva,  se hundía frente a la costa gallega a la 08.00 de la mañana dando lugar a una enorme tragedia ecológica que arrasó el mar y las playas- con su flora y fauna -y se llevó consigo el medio de vida de cientos de gallegos.
 
Fueron semanas, meses, tristes y difíciles, marineros sacando el fuel del agua con sus propias manos,  aves agonizando, políticos paseando por las playas llenas de chapapote, lágrimas de desesperación en los ojos de los habitantes de una costa, a da morte, para la que el mar es tanto su mejor amigo como su peor enemigo.
Portada de La Voz de Galicia con la foto que
se convirtió en uno de los emblemas de la catástrofe.
 
Como ocurre con cada desgracia que se cierne sobre esta comunidad el Prestige también tuvo su lado emotivo, el de las mareas blancas. En una respuesta sin precedentes voluntarios de todas partes se acercaron a Galicia para participar en las labores de limpieza, unas 65.000 personas hicieron un alto en sus vidas cotidianas para unirse y poner su granito de arena en un desastre de esta magnitud. El trabajo que realizaron era impagable y tuvo sus consecuencias, unas mil personas tuvieron que ser atendidas por síntomas como irritación ocular y de faringe, problemas respiratorios  o intensos dolores de cabeza y en 2010 una prestigiosa revista científica publicaba un estudio realizado sobre 501 pescadores que tomaron parte en las tareas de limpieza en el que se revelan lesiones en los cromosomas y problemas respiratorios como consecuencia de su exposición prolongada al vertido de crudo.
Tras nueve años de instrucción y casi 10 después de la catástrofe el 16 de octubre del 2012 comenzaba, por fin, el juicio. El sumario de la mayor causa jamás instruida en España por delito medioambiental contaba con 230.315 folios.  En el banquillo se sentaron el capitán del barco -Apostolos  Mangoura-, el jefe de máquinas -Nikolaos Argyropoulos- y el exdirector de la Marina Mercante -José Luis López Sors-, única autoridad gubernamental imputada. Una lista demasiado corta.
Exactamente once años después de que en plena tormenta el petrolero sufriese el accidente que terminó, este 13 de noviembre, la causa se resolvió con una única condena de 9 meses de prisión para el capitán del barco por un delito de desobediencia grave a las autoridades españolas. La Audiencia coruñesa consideró probado que el petrolero estaba en tan malas condiciones que nunca tendría que haber obtenido los permisos para navegar. Sólo se podrá exigir la "oportuna responsabilidad civil” por la catástrofe a American Bureau of Shipping, la entidad encargada del control del barco,  y a la armadora. Una sentencia que no parece ni justa, ni ejemplar, ni  equiparable al daño infligido.
En este mes que se cumplen 11 años desde que el fin del mundo se tiño de negro  este color vuelve a ser el protagonista, esta vez arraigado en el luto de quienes asisten, de nuevo impotentes, a la falta de justicia y a la falta de respuestas.
 

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