jueves, 2 de mayo de 2013

Paseando por León III: Castrillo de los Polvazares.


Hace un par de fin de semanas me reunía con mi familia para comer a mitad de camino entre los que vivimos en Galicia y los que viven en León. El lugar elegido fue Castrillo de los Polvazares, un pueblo muy especial que hoy quiero compartir con vosotros.

Castrillo de los Polvazares se encuentra en la comarca de la Maragatería o “País de los Maragatos” y se ha convertido en un auténtico enclave turístico para la degustación del cocido maragato. Quizá haya sido precisamente ese carácter turístico lo que ha contribuido a que el pueblo se encuentre actualmente tan bien conservado.
 
 
 
De tradición arriera el pueblo está compuesto por casas de piedra en las que destacan los grandes portones utilizados para guardar los carros. Todos ellos mantienen su forma original, no hay puertas modernas de hierro, ni construcciones actuales.



 Todo el lugar guarda una estética acorde y perfecta que nos transporta a otra época. En medio del gentío que lo visita en el ambiente reina el silencio, solo los coches de quienes viven allí tienen permitido el acceso al pueblo cuyas calles están hechas de la misma piedra que sus casas. Es como si el tiempo se hubiese detenido. Esta razón llevó a declararlo conjunto histórico artístico de alto valor monumental en 1980. Decir que se conserva igual que siempre sería, sin embargo, mentir, ya que el pueblo original fue destruido por unas riadas y posteriormente reconstruido en el s.XVI en su ubicación actual. Esa esencia del dieciséis es la que actualmente conserva.


Quizá la magia que desprende fue lo que impulsó a Concha Espina a ubicar aquí su novela La Esfinge Maragata. Así que si quieren disfrutar de un día tranquilo, viajar en el tiempo y al mismo tiempo recorrer un pasaje de novela no dejen de visitar este pequeño y sorprendente rincón de Castilla y León.

 

 

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