jueves, 25 de abril de 2013

Mi querida España.

Me encontraba hoy en perfíl deTwitter de La Cadena Ser una noticia que afirma que los alemanes nos ven como un país “corrupto, pobre y deciudadanos ociosos”. Y la verdad es que no me extraña. La raza humana tenemos una preocupante tendencia a generalizar, eso si, siempre sobre los demás. Así los gallegos son paletos y desconfiados, los catalanes cutres, los vascos brutos, los andaluces vagos y fiesteros, etc, etc, etc. Seguramente cualquiera de los mencionados anteriormente no se verá reflejado en su definición, en cambio las que atribuyo a sus vecinos le parecerán de lo más comunes.
 

Los españoles, en general,  siempre hemos tenido fama de gustarnos más la jarana que el trabajo. Parte de nuestra “alma  española”. Así que en este punto la fama nos viene de lejos. Ni siquiera años de emigración en busca de trabajos no precisamente relajados nos han permitido dejarla atrás.
Lo de la corrupción. Bueno, este punto no admite disculpa ni discusión alguna. Los españoles somos corruptos de narices. No sé si más o menos que el resto de europeos, que en todas partes cuecen habas.  Quizá  a este punto tenemos que agradecerle lo de ser pobres. Incluso me atrevería a decir que de aflorar toda la economía sumergida que tenemos somos, más bien, bastante ricos. Y, sin embargo, nos estamos empobreciendo. En los últimos cinco años hemos perdido poder adquisitivo, nuestra red viaria se ha visto deteriorada notablemente y hemos sufrido toda clase de recortes en sanidad, educación y un largo etcétera. Sin embrago durante estos años hemos construido y ampliado aeropuertos vacíos y semi vacíos, hemos hecho Cidades da Cultura, hemos subvencionado, muchas veces, a lo loco, hemos dado ordenadores a los mismos niños a los que ahora obligamos a llevar tupper. En fin, una lista sin final que parece evidenciar que nuestra pobreza es la pobreza del que no ha sabido gestionar adecuadamente su riqueza.
 
Otra cosa que nos pasa a los españoles, y no lo incluye la calificación de nuestros queridos colegas alemanes, es que somos muy de dejarnos llevar por el escándalo y olvidarnos de lo importante. Por ejemplo, aquí, en Galicia, desde donde os escribo, hoy tenemos 22.000 parados más que en el primer trimestre del 2012. Y la noticia del día  es que Xosé Manuel Beiras ha perdido la paciencia y los modales y ha golpeado el escaño de Feijoó en pleno debate sobre su relación con el narcotraficante Marcial Dorado. A mí que me lo expliquen porque, sinceramente, me parece más grave el desempleo y la corrupción política que el hecho de que Beiras pierda, otra vez, los papeles.
Hoy más de 6 millones de españoles quieren trabajar y no pueden.

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